El periodista John Haltiwanger escribió que las calificaciones no miden la capacidad intelectual de la gente. Y que la gente con notas bajas tienen más éxito que los que pasan muy bien los exámenes.
Él expone que en la realidad, las buenas calificaciones no siempre son el pase a un futuro feliz. Y no siempre los que eran malos en la escuela, después son los que se quedan sin trabajo.
Mucho se sabe de que en el mundo de la fama hay muchas personas que nunca estudiaron o que al menos no terminaron sus estudios.
Como Steve Jobs, nunca se graduó de una universidad. Mark Zuckerberg y Bill Gates, tampoco. Sergei Korolev, quien lanzó el primer satélite artificial al espacio, era malo en la escuela.
Además, la escuela no siempre es una verdadera preparación para lo que nos espera la vida independiente.
Para tener éxito, lo que se requiere es: pasión, persistencia, emoción, capacidad de sobrevivir, tenacidad y -súper importante- entender la enseñanza de un fracaso.
Por eso, muchas personas de las que nadie esperaba ningún logro por su bajo rendimiento escolar, han logrado puestos de liderazgo en el mundo.
Normalmente entienden qué significa luchar, porque -desde niños- entienden el significado del fracaso. Muy distinto a lo que les pasa a muchos aplicados.
Es como un empresario exitoso. No le da miedo tomar riesgos, ir en contra de las reglas y reglamentos, y por ello puede crear algo nuevo y extraordinario.
Las calificaciones sólo son unas cifras en el papel, que quedan archivadas y olvidadas con el paso del tiempo.
Al final de cuentas, nuestra vida está definida por el carácter, experiencia, emociones y conexiones, y no por las calificaciones escolares.
Si tú sacaste calificaciones deficientes en la escuela o en la universidad, lo mejor es ser paciente y no desesperar, pues la vida sube y baja.
En la escuela aprendemos, pero se aprende mucho más de la experiencia fuera del salón de clases. Lo más importante es no rendirse y disfrutar del momento, es una de las más sabias enseñanzas.
Ahora que, si a tí te gusta estudiar… adelante y si le pones corazón y astucia, ¡seguro también llegarás muy lejos!
Y tú… ¿Cuán bueno eres o fuiste en la escuela?
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