Me tocó llegar a este mundo un 10 de enero de 1985 y compartir mi celebración desde que tengo memoria con mi hermana menor, quien también festeja su vida cada 25 de enero. Recuerdo con amor y alegría el festejo que mis padres planeaban para nosotras, la ilusión que representaban los preparativos y el sentimiento de nervios mezclado con emoción cuando llegaba el día de nuestra fiesta.
Durante la adolescencia, las piñatas fueron reemplazadas por pequeñas reuniones en casa, donde el elemento principal era esperar si el chico que me gustaba, aceptaría mi invitación y me daría el abrazo más esperado de todos. En mi etapa de juventud siempre me gustó salir a bailar para celebrar mi nuevo año, además tenía festejos dobles pues jamás dejé de festejar con mi familia. Y durante todos estos años mi deseo se reducía a una constante petición: “estar de nuevo con quienes amo en mi siguiente cumpleaños”.
A partir de la pérdida de mi padre, inicié una transición emocional y espiritual en mi vida, ahora los deseos son más simples, pero con una dosis más alta de Fe y confianza en el futuro. Entendí que pese a lo que haga, planee o me prepare, nada está bajo mi mando, nada puedo dar por sentado.
Por eso decido recibir mi nuevo año con la humildad, gratitud y alegría que implica el solo hecho de seguir celebrando la vida. Abierta a lo que sea que este nuevo año tenga para mí, a sus retos, pruebas, victorias y nuevas bendiciones, sin caer en pesimismos pero sí en una certeza de que todo es como debe de ser, de que hay un poder mayor que mueve estratégicamente cada circunstancia de mi vida.
A ti mi año por conocer te recibo con amor, con entusiasmo y sin expectativas reales, solo ilusiones que me ayudan a vivir cada día en el buen ánimo y optimismo que alimenta mi alma. ¡Feliz cumpleaños a mí!
What do you think?