Algunos se preguntan qué puede tener de positivo la frustración, y por qué tiene tan mala fama.
Imagina que un bebé quiere tomar un juguete y no lo tiene, por lo que el resultado sería su frustración.
Lo que hace es gatear o caminar y tomar ese juguete. Para lograr su objetivo o deseo, el pequeño activó la fórmula: frustración más esfuerzo, igual a éxito.
Los mensajes tipo “Todo es cuestión de Actitud” pueden generar mucha frustración
⏩ No Todo Depende de Un@ Mism@ pic.twitter.com/ZzjeSrJUch
— Marta Cañeque psico (@MCaneque_Psico) 17 de marzo de 2017
Otra opción a esta situación, es que el niño que está frustrado quiera ese juego y cuando está gateando, su mamá o su papá, lo tomen y se lo den, porque creen que no puede solo o que es mucho esfuerzo para él.
Bueno, aquí de algún modo le “robaron”, la frustración, el esfuerzo y el éxito.
La última posibilidad es que el pequeño está gateando, no tiene el juguete y mientras sigue su camino, alguno de sus padres aleja el objeto de él e incentiva a que se esfuerce más.
Aunque suene raro, el niño en esta situación acaba hiper-frustrado.
La frustración es esperable y debemos esperarla, por que la vida misma tiene situaciones inevitables que nos frustran.
No es malo estar frustrado. Sin embargo, lo mejor es siempre pensar cuál es nuestro objetivo y qué podemos hacer frente a cualquier reto.
Lo más positivo es entender que no controlamos todo, pero también saber que siempre podemos hacer algo ante cualquier situación.
No podemos controlar el tránsito, pero sí la hora en que salimos con el vehículo o el camino que podemos tomar.
La fórmula es saber que si a la frustración sumamos un esfuerzo, obtendremos resultados más positivos -los resultado esperados.
A fin de cuentas verás que esfuerzo y placer es lo mismo. Muchos creen que si hay esfuerzo no hay placer y viceversa, pero ambos, son la fórmula del éxito.
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