Uno de los mayores temores de la gente, es el mal olor por la sudoración, una pesadilla tener que levantar los brazos y que un hedor deje a las personas cerca de ti, desmayadas.
Algunas veces el PH de la piel nos juega sucio, en otras ocasiones los ciclos hormonales influyen, pero la principal razón, es que nos ponemos mal el desodorante.
Hay tres pecados capitales que nunca, pero nunca NUNCA, debemos cometer a la hora de aplicar un desodorante.
- Ponerlo sobre la ropa. Para empezar, no te ayuda en absolutamente nada, el olor se adhiere a las fibras de la tela y tal vez se esconda por un tiempo, sin embargo, seguirás transpirando y el olor volverá. En segundo lugar, mancharas tu ropa, el desodorante dejará unas marcas blancas muy difíciles de quitar.
- Usar el inadecuado para ti. En el mercado hay tantas opciones -como peces en el mar- es un poco de prueba y error. Hay quienes les funciona mejor el aerosol y a otros el roll on; así que debes probar hasta encontrar el ideal para ti.
- Confundir antitranspirante con desodorante. El primero evita y previene la sudoración en las zonas en que se aplica, el otro digamos que disfraza el olor. Insisto debes saber cuál es el indicado para ti.
Hoy me bañe y me puse desodororante termine de comer y sentia olor a chivome fijo si era y y si tenia olor a chivo de vuelta
— Gonzaa (@gonzalogaleazzi) 24 de enero de 2014
Lo más recomendable es ponerlo de noche con la piel limpia y seca. Así que probablemente llevamos toda la vida usándolo mal.
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