“Sábete Sancho, que no es un hombre más que otro, si no hace más que otro”, dice Don Quijote de la Mancha a su escudero Sancho Panza en una de sus aventuras. Una frase que habla de la igualdad entre las personas. De la importancia del dialogo entre semejantes.
Don Quijote, la novela del audaz caballero de la Mancha castellana, no solo pone de relieve el talento del escritor Miguel de Cervantes, sino que invita a reflexionar en momentos de locura. Cervantes nos regaló una novela humana llena de conceptos catalizadores del entendimiento. Nos toca a nosotros despojarnos de banderas, olvidarnos de interesados discursos políticos y desterrar la inquina que enturbia la paz en las familias.
En España vamos perdiendo la comprensión ante una situación política donde falta freno para tanto acelerador. Entendamos y escuchemos, con una mano en la emoción tendida y la otra en el análisis de la razón. Todos seres humanos, todos iguales. “Las personas no son más que otras si no hacen más que las otras”.
Dejemos que fluya el latir de nuestra humanidad sin flores envenenadas, sin golpes fríos.
El planeta es un convulso tablero de ajedrez en el que nos ha tocado ser la ficha que mover, sepamos forjar ideas hacia la solidaridad futura y no sumar, a la preocupación de cómo pagar el recibo de la luz, el miedo a los zombis que salen vivos de los museos.
Personalmente, prefiero seguir leyendo a Don Quijote. “Todas estas borrascas que nos suceden son señales de que presto ha de serenar el tiempo, y han de sucedernos bien las cosas, porque no es posible que el mal ni el bien sean durables”.
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