Las mejillas ligeramente sonrosadas se agradecen, pero las arañas vasculares pueden ser en ocasiones muy-muy molestas.
La aparición de arañas vasculares puede suceder por muchas razones y aún más, con con la baja de temperatura. ¡Sí, las muy frías son aliadas de estas arañas!
Y es que el frío provoca una sacudida en la reestructuración de la epidermis, pues el frío obliga a los vasos sanguíneos a contraerse y dilatarse.
Las zonas rojas se extienden principalmente en las mejillas, pero pueden instalarse también en el mentón.
La primera víctima de las arañas vasculares es el envoltorio cutáneo que percibe los cambios de temperatura y ayuda al cuerpo a adaptarse a ellos.
Esta agresión debilita el muro formado por las células muertas y ataca las células vivas, dejando a la piel totalmente desnuda.
Este daño resulta espectacular, puesto que aparecen rojeces que pueden llegar a convertirse en “cuperosis“, un desorden epidérmico.
El primer paso para atacarlas es diferenciarlas…
- Fugaces: eclosiones causadas por el frío, el sol o emociones que pueden provocar rojeces en la piel, pero en minutos, la piel vuelve a su estado normal.
- Permanentes: brote tras brote, a la larga, las arañas vasculares persisten particularmente en la zona de las mejillas, las aletas de la nariz y la barbilla.
- Cuperosis: algunos capilares sanguíneos se dilatan, incluso tanto que algunos quedan a simple vista.
Está comprobado que si se tratan desde la prevención, estas arañas nunca llegarán a convertirse en cuperosis, y mucho menos en rosácea.
Una de las mejores recomendaciones es hacer ejercicio, aunque sea muy moderado, de tal manera que logres activar tu cuerpo para eliminar lo que no le sirve a tu organismo y activar tu flujo sanguíneo para fortalecer venas y arterias a la vez.
Y ya que el enfoque está en en lograr un rostro fresco y jovial, aquí te dejamos este video que te permitirá practicar un masaje único para tu piel facial.
¡Así que manos a la obra!
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