La alimentación es algo que ha ayudado a Japón a convertirse en uno de los países con menor sobrepeso en el planeta.
Con sólo un 3.5% de obesidad entre la población adulta, Japón es de lejos la nación desarrollada con el índice de peso más bajo.
Y es que si se compara con otros países líderes en economía, las diferencias son enormes: Alemania, Francia e Italia tienen entre 21% y 22%, Reino Unido un 26% y casi en el otro extremo de la clasificación mundial está EE.UU. con un 33.6%.
Detrás de este éxito hay un gobierno comprometido con sus políticas para mantener controlado el sobrepeso, invirtiendo recursos en programas de nutrición y educación.
Todas estas medidas forman parte de una campaña nacional para la promoción de la salud llamada Salud Japón.
Entre esas medidas destacan dos leyes que han sido exitosas en frenar la obesidad. La primera de ellas es la ley Shuku Iku: que se refiere a la comida, a la dieta y al comer e Iku a la educación intelectual, moral y física.
El objetivo de esta norma es incrementar la información de los estudiantes sobre la alimentación desde los primeros años pre escolares.
La otra ley es la Metabo (de metabolismo), que anima a los adultos entre 40 y 75 años a hacerse una medición anual del contorno de la cintura.
Según la OMS, una circunferencia de más de 94 cm para los hombres y de más de 80 para las mujeres conlleva un mayor riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares.
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