Un gato, es dueño de tu corazón y de tu hogar, para el tu casa es su reino y su territorio, es por ello que cuando hay mudanza o cambio de residencia, les resulta algo sumamente estresante, pues los felinos son muy apegados a sus marcas de olor.
Una situación muy común, cuando el peludo llega al nuevo hogar, es arañar la nueva tapicería y llevar cada rincón con orina. Esta conducta debe desaparecer en unos días, pero si cada que él hace pipí en un lugar indebido, lo regañas el estrés puede aumentar y generarle problemas de agresividad, irritabilidad, bulimia, etc.
Para facilitar la adaptación de tu gato, al nuevo hogar, son indispensables ciertas precauciones:
DURANTE LA MUDANZA: Pon al gato en una habitación tranquila, junto con sus platos de comida, juguetes y arenero. Así, le darás un espacio de confort y evitarás que el gato aproveche un descuido para fugarse. Espera hasta el final del movimiento, para ponerlo en la transportadora.
DESPUÉS DE LA MUDANZA: Adapta una habitación con sus objeto preferidos, será más fácil que comience el reconocimiento del nuevo territorio poco a poco. Consigue un aerosol de feromonas y rocíalo en punto clave de la casa.
DÍAS POSTERIORES: Sí comienzas a observar que el gato se restriega contra algún mueble, incítalo a que repita la operación en otros espacios del hogar
BONÚS: Sí pasas de un departamento a una casa con jardín (además de garantizarle horas de diversión) evita a toda costa que salga las primera semanas, pues no ha terminado de marcar el territorio y si escapa, podría no regresar.
Recuerda, siempre tenerles toneladas de paciencia, sí para muchos de nosotros, los cambios son difíciles, imagina como será para tu gato.
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