A todas esas personas que aseguran que oler la comida puede engordar, les dedicamos este artículo, para que sus creencias tengan un fundamento más sólido.
Todo está en el olfato
Con el simple hecho de oler la comida ya podrías ganar peso. El sentido del olfato podría estar ligado a la decisión de almacenar grasa en vez de quemarla.
Usaron tres grupos de ratones para demostrarlo. Todos fueron alimentados con una dieta con alto contenido en grasa. Aquellos ratones que no tenían olfato apenas ganaron en peso en comparación a los otros grupos.
Los ratones duplicaron su tamaño, mientras que los ratones que no podían oler bien solo aumentaron un 10 % más de peso. Además los ratones más “gorditos” volvían a un tamaño adecuado una vez que su sentido del olfato se anulaba.
Este estudio puede funcionar en humanos, pues las personas podrían tener un “sentido del olfato pausado temporalmente”, engañando de esta forma al cerebro y no incorporando calorías.
Hay algo que está más que claro: sin el sentido del olfato no podríamos vivir ¡Cuántos placeres nos perderíamos!
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