Los pulpos son maestros en el arte de cambiar de color, una habilidad que usan para camuflarse, amenazar o advertir a los posibles predadores que habitan en el mar.
Tienen la piel recubierta de unas células –cromatóforos– que contienen un pigmento especial.
Mediante el control de dichas células, el animal puede cambiar de color e incluso crear patrones de color cambiantes.
Los cromatóforos están conectados con el sistema nervioso y su tamaño está controlado por contracciones musculares.
Los cefalópodos tienen una visión extremadamente desarrollada; se cree que pueden determinar el color y la intensidad de la luz.
Usando su excelente vista y los cromatóforos, los pulpos pueden camuflarse perfectamente creando patrones de color que son muy parecidos a los del fondo marino.
Este cambio de color también ocurre cuando el animal es molestado o se siente amenazado, reflejando en cierta manera el “humor” del individuo.
Además del control de color, muchos cefalópodos generan luz propia y pueden controlar su intensidad a voluntad.
Es un mecanismo similar al de las luciérnagas, y es por qué se mezclan 2 sustancias que provocan el brillo, similar a los “light stick”.
Algunas investigaciones desvelaron que, en algunos calamares y peces, la bioluminiscencia puede ser producida por una bacteria que vive en el interior de los tejidos del animal.
¡Sin duda estos animales nos dan asombro y respeto! Es importante tener conciencia de la inteligencia de la naturaleza.
What do you think?