A muchas personas no les importa ingerir moho en los alimentos, o al menos no en pequeñas cantidades, pero el consumir comida con estas sustancias puede tener graves consecuencias en nuestra salud. ¡Aquí te contamos dónde los encuentras por lo general!
Cuando el moho comienza a aparecer en un alimento, es un indicador de que ya no está en su momento ideal para ser consumido y es el instinto humano el que produce la repulsión hacia él.
Esto se debe a que algunos mohos contienen micotoxinas, unas sustancias tóxicas que pueden ser altamente perjudiciales para nuestro cuerpo, por ejemplo la aflatoxina, que según algunos descubrimientos científicos puede llegar a provocar cáncer.
Pero otros tipos de moho son icluso beneficiosos, por ejemplo la variedad del Penicillium, que desarrolla un papel fundamental en la producción, maduración y curación de ciertos quesos.
Además diferentes especies de Aspergillus se utilizan para fermentar la salsa de soja (soya) y producir ácido cítrico; también la Saccharomyces cerevisiae se utiliza para hacer pan, cerveza y vino.
Por otro lado, los perjudiciales como el Penicillium digitatum en la fruta o la Rhizopus stolonifer en el pan, se reconocen por sus características esporas verdeazuladas, blancas o grisáceas en la superficie de distintos tipos de alimentos.
Estos se desarrollan sobre todo a temperatura y humedad alta, y suelen introducirse en la fruta a través de pequeñas fisuras de la cáscara; cada moho puede producir distintos efectos en el cuerpo que van desde un resfriado hasta mareos e intoxicaciones.
¿Alguna vez te atreviste a ingerir moho en alguno de tus alimentos? ¿Cómo fue tu experiencia? ¿Conoces otro riesgo de hacerlo? ¡Cuéntanos en los comentarios!
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