Si pudieras regresar el tiempo y ser niño de nuevo, poder detenerte un momento frente a ti mismo y observarte… ¿Qué pensarías del adulto que eres hoy? ¿Cuántas veces te lo has preguntado? quizá una, pocas o ninguna vez.
La vida pasa demasiado rápido… somos niños, crecemos, nos hacemos adultos, y —al pasar de los años— entramos al mundo de las enormes transformaciones.
Y es justamente ahí donde muchas veces perdemos la noción del tiempo, que hasta podríamos desconocernos a nosotros mismos. Olvidarnos de la imagen que teníamos de niños, cuando deseábamos ser adultos.
Podrías estar súper orgulloso de ti mismo, estar feliz de verte realizado o por el contrario… avergonzarte, estar conforme, o bien, decepcionado.
Lo que sí es una realidad es que muchas veces como adultos, nos dedicamos a perder ciertas características que tanto nos emocionaban de niños: La curiosidad de conocer y experimentar, dejar de hacer cosas por pena o por el “qué dirán”, preguntar, aprender, tener la habilidad de asombrarnos por cosas que de adultos nos parecen simples.
Aprovechando que se acerca el día del niño, tómate un momento para pensar y reflexionar, saca tu niño interior, obsérvate y atrévete a saber. ¿Qué imagen y opinión tendrías de ti? ¿Te gusta lo que ves?
What do you think?