El té negro, oxidado en mayor grado y capaz de mantenerse en buen estado durante largos periodos de tiempo, tiene algunos mitos a su alrededor… ¡que aquí te ayudamos a despejar!
Originario de China, donde se conoce como té rojo debido al color de su infusión, surge a partir de un proceso que hace que las hojas de la camellia sinensis produzcan un aceite esencial que resulta muy aromática, color ámbar y sabor profundo.
El aroma y sabor, depende del aceite natural; cuando los componentes de las hojas entran en contacto con el aire, la humedad y el calor; sucede una oxidación siendo la clave de este fascinante té.
De acuerdo con su grado de oxidación, las hojas pueden derivar en infusiones con tonalidades ambarinas, caoba o rojizas, matices dulces o ligeramente amargos.
Se dice que el té negro contiene muchísima cafeína, pero realmente no es así, por lo general posee aromas y sabores más fuertes que el resto de los tés, pero no necesariamente cafeína.
Existen variedades de tés verdes o blancos -producidos a partir de los primeros brotes de la planta- que fácilmente pueden superar el contenido de cafeína del té negro.
¡Olvídate del estrés con una deliciosa taza de té negro! Sus propiedades te ayudarán a conseguir un efecto relajante y a reducir la ansiedad. pic.twitter.com/DQifvaXCTF
— Polarea Polanco (@PolareaResidenc) 17 de noviembre de 2017
Otro de los mitos más comunes es lo amargo que resulta, y esto es falso: este té negro es predominantemente dulce, eso sí, con sutiles acentos amargos de fondo y una astringencia equilibrada.
¿Conoces algún otro mito sobre el té negro o algún otro té popular? ¡Compártelo con nosotros!
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