Prácticamente desde que nacemos, la rutina forma parte de nuestro día a día. Con los más pequeños es muy positivo fomentar este tipo de ejercicio estableciendo horarios claros para que los pequeños las aprendan de una manera más fácil.
De ese modo esas rutinas podrán ser mas automáticas en su día y para su convivencia con los demás.
A partir de los 3 meses de vida de tu hijo, es importante que comiences a inculcarle hábitos y costumbres.
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— Colegio Areteia (@Colegio_Areteia) 1 de enero de 2017
Para ello te recomendamos establecer una serie de horarios que mantendrás a lo largo del día y de la noche muy disciplinadamente pero con “cierta flexibilidad”.
Para que el pequeño se duerma más fácilmente, procura que en la noche tenga el silencio y la obscuridad necesaria y lógica de la “etapa nocturna”, y durante el día intenta que los ruidos y luces de la casa sean los normales.
Esto le permitirá diferenciar cuándo es de noche y cuándo de día. A medida que vaya creciendo ente el primer y segundo años, lo mejor es establecer horarios que pueda identificar fácilmente.
Ejemplo de rutina:
- Me levanto
- Me visto
- Desayuno
- Me lavo los dientes
- Voy a la guardería/jardín de niños
- Vuelvo y meriendo
- Juego
- Me baño
- Ceno
- Me acuesto
- Me leen un cuento
¿Qué logras con esto?
Sin darte cuenta, estarás brindándole una seguridad que es vital en su desarrollo, a la vez que irá adquiriendo tranquilidad porque el niño sabrá lo que tiene que hacer, cuándo lo tiene que hacer y qué va a ocurrir.
Con el tiempo, esto le permitirá acostumbrarse a ese orden y tiempos, y él mismo los buscará naturalmente.
Para un balance óptimo en el aprendizaje y asimilación del hábito, es muy importante que no seas completamente inflexible con algunos cambios o ajustes que de pronto sean necesarios.
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