El CrossFit nació en 1995 en California y se inspira en el entrenamiento militar. Sin embargo, hoy es sinónimo de que si lo haces, eres fuerte.
En los últimos 3 años se duplicaron los lugares en donde se practica esta disciplina.
Éste es un fenómeno que trasciende lo deportivo con el lema: “saca a la bestia que hay en ti”… bueno, eso dicen.
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— Boy4ME.com (@Boy4ME) 30 de noviembre de 2016
Se trata en resumen, de levantar una barra (o pesas) hasta encima de los hombros y sostenerla.
Se levanta el peso con los brazos rígidos, doblando los codos y la barra queda a la altura del pecho -sólo un instante- y la lleva arriba.
Por lo general, la clase de CrossFit dura una hora y empieza con un calentamiento que consta en trote y saltos; en algunos casos se suman elementos, como ruedas de camión, cajones y mazas.
Los ejercicios se realizan en circuitos e incluyen repeticiones y descansos de no más de 3 minutos.
¿Qué buscan con esta disciplina?
Un proceso constante de conversión, cambiando el cuerpo físicamente y a la persona desde adentro.
Modifican su estilo de vida al punto de alterar la dieta, las horas de sueño, la intensidad del entrenamiento, etc.
Puede ser más fácil que quienes hacen esta actividad, son jóvenes que estudian en la universidad.
Ellos se fijan 2 metas: recibirse en la carrera y también recibirse con su cuerpo.
Este estilo de vida influye notablemente en las relaciones al punto de rodearse sólo de pares.
Si bien, mejora la capacidad aeróbica, la coordinación, la agilidad y tonifica los músculos, también es muy exigente y puede provocar lesiones.
Las más comunes son, en el grupo muscular ubicado en la zona de hombros y en los meniscos (en tus rodillas), claro por el peso.
Pero ojo, pasar de un ejercicio a otro, sin casi descanso, hace trabajar más al corazón y puede disparar la presión.
Así es que ya sabes, si te decides a hacerlo, hazlo de una manera controlada y consulta a tu médico.
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