Son mujeres que se atrevieron a soñar sin importar los estereotipos de sus épocas y lograron la grandeza. ¡Checa sus historias y compártelas! Son inspiración pura.
Kathrine Switzer: la primera mujer en correr un maratón
No es que las mujeres no corrieran maratones antes de ella, sino que su verdadero mérito fue inscribirse al maratón de Boston en 1967 y correrlo con un dorsal (el letrero con número de participante).
La mayor dificultad de Kathrine no fue prepararse para correr 42 km, sino tener que sortear la furia de Jock Semple (uno de los organizadores del maratón), quien hacia la mitad de la ruta descubrió la presencia de la mujer entre los corredores e intentó sacarla violentamente del camino.
Al final, Switzer logró terminar el maratón y, contrariando las creencias de la época, demostró que las mujeres tenían plena capacidad para correr largas distancias. Se convirtió en un símbolo del atletismo femenino y se dedicó a organizar eventos deportivos hasta que en 1984 el Comité Olímpico Internacional incluyó el maratón femenino entre las competencias.
Valentina Vladímirovna Tereshkova: la primera mujer en el espacio
Esta mujer de origen ruso llegó al espacio en junio de 1963 a bordo del Vostok 6, cosmonave en la cual permaneció 3 días y orbitó la Tierra 48 veces.
Su participación en este proyecto tuvo como objetivos analizar los efectos de vuelo en los organismos masculino y femenino, completar investigación médico-biológica y, de paso, provocar la adaptación de los trajes espaciales y la nave para el organismo femenino.
Después del lanzamiento de Valentina, tuvieron que pasar 19 años para que otra mujer llegara al espacio exterior: Svetlana Savitskaya.
Marie Curie: la primera mujer en ganar el premio Nobel
Su carrera científica fue sumamente notable: tras superar los prejuicios de sus tiempos e ir a la universidad, se convirtió en la primera catedrática de la Universidad de París y merecedora del Nobel de Física (en cooperación con su esposo, Pierre Curie) en 1903 por sus investigaciones sobre los elementos radiactivos.
Además de su prestigiosa carrera, fue pionera del concepto de madre profesionista y exitosa, pues compaginó el cuidado y educación de sus hijas con su trabajo en laboratorio. En 1911 recibió el Nobel de Química por sus investigaciones sobre el radio.
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