Una investigación de la Universidad de Sídney, nos ayuda a entender la obsesión por los perros de nariz chata, toda una moda en muchos países como Australia.
La gente acepta a este tipo de perros de cráneo corto y chato, que son caros y poco saludables, porque además de simpáticos y lindos, su comportamiento compensa mucho.
El estudio obtuvo datos de 60 mil perros de 45 razas, y analizó la relación entre sus características físicas y el comportamiento.
Los perros de nariz chata fueron vistos como más afectuosos y obedientes que los de rostro puntiagudo.
A su vez, se demostró que son más propensos a ir detrás de un juguete, lo que significa que son más fáciles de entrenar y domesticar.
Pero si se ven amenazados por una presencia extraña, tienen características de buenos guardianes, mostrándose agresivos y ladradores al defenderse.
Su visión resulta así más “humana” y hay pruebas de que son mejores a la hora de seguir con la vista.
Las razas pequeñas, por su tipo de cara, parecen más tiernos y la gente los estimula más, haciéndoles más mimos.
Muy diferente con los narigudos, pues cuando quieres jugar tiran más mordiscos y al tener la boca más grande generan mayor dolor.
Sin duda son perros curiosos y dan mucho de qué hablar. Si estás pensando en adquirir uno, te recomendamos que le des la oportunidad de vivir feliz a un perro de algún refugio, sea o no de raza.
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